Elecciones en Castilla y León: el caos que no cesa

A solo unos días de haberse celebrado las elecciones autonómicas de Castilla y León, no creo que no haya en España que no sepa el monumental lío que hay montado. Hace tiempo que la política no da alegrías en nuestro país, como quedó claro con la aparición de un montón de partidos minoritarios formados por ciudadanos insatisfechos, que de pronto tuvieron un auge espectacular; y no es que se pueda decir precisamente que los partidos tradicionales no estuvieran libres de escándalos y corruptelas. Al final, la situación en Castilla y León no es más que el retrato de toda una sociedad que no termina de encontrar políticos que de verdad los representen, y que a veces muestran en las urnas esta situación con unos resultados infumables e imposibles de tratar.

Pero más que de la situación políticia del momento, me gustaría hablar más bien de un problema de trasfondo, que se muestra inmediatamente cuando un partido no se hace con la mayoria absoluta en unas elecciones, sean nacionales, autonómicas o locales: la búsqueda del poder. Porque, al fin, a todos los líderes se les ve interesados en llegar hasta lo más alto de las esferas que dirigen este país; y lo más gracioso es que a todos ellos se les escucha la famosa cantinela de: “los ciudadanos han querido que estemos aquí…” Con este dogma, parece que han sido elegidos más por una mano divina que humana, y yo me pregunto si se darán cuenta es que, si los ciudadanos con sus votos los han puesto ahí a todos, ¿no será porque quieren que lleguen a un entendimiento, en vez de tirarse los trastos a la cabeza incluso antes de haber conseguido el poder?

Dicen por ahí que si alguien presume de algo, es justo de lo que carece; y también se habla mucho de la relación entre poder y sexo. Conforme a la primero, siempre me hace recordar que todos estos líderes políticos no dejan de hablar de conceptos como el diálogo, la concordia, la tolerancia, tender la mano… y eso es justo lo que nunca los vemos hacer, más bien todo lo contrario. Sobre lo segundo, es cierto que históricamente ha habido muchos asuntos de Estado que se han resuelto entre las sábanas; en las camas de la gente más poderosa del mundo ha habido acuerdos, engaños, traiciones, cambios  de dinastía e incluso algún que otro asesinato perpetrado por el bien de la nación. De lo que se deduce que, cuando uno llega al poder, no solo lo ejerce de cara a la galería en su vida pública; también le gusta ejercerlo en su vida privada, y nada más privado que el sexo, al que el poder parece hacer adicto.

El amor, el erotismo y la lujuria han rondado siempre a las altas esferas de dirigentes, desde las antiguas civilizaciones hasta nuestro historia más reciente. “El amor mueve el mundo”, todos hemos escuchado esta frase, pero quizá hubiera que cambiarla por el sexo, y no tanto como una manifestación romántica, sino como la verdadera muestra de poder que en realidad es. No en vano existe la adición a los videos gratis de sexo y al porno online, esta última de fechas más recientes; pero este problema se ha convertido en una de las principales adicciones de nuestros días, junto con el juego e internet. E incluso en estos videos porno, si te fijas, son cada vez más frecuentes las mujeres que usan su poder sexual para poder dominar a hombres poderosos, o que de alguna manera están por encima de ellas; pero, al final, acaban sucumbiendo a sus encantos, porque la sexualidad femenina es mucho más complicada que la masculina, pero mucho más efectiva.

Entonces, ¿porque los centros de poder del mundo están ocupados eminentemente por hombres? Te diré algo entre tú y yo: de seguro es esperando a que alguna mujer se lo arrebate, aunque hasta ahora no haya habido ninguna que se lo haya tomado en serio. Quizá debería haber más Cleopatras, Isabeles la Católica e incluso Mata Haris por el mundo, quién sabe…

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